sábado, 26 de junio de 2010

XI

¿Por qué no escribir de otra forma?, esta pregunta me llevó a escribir el texto undécimo. Mas allá de lo que fue Ojos negros, El guardián y la locura plantea una situación más concreta y más oscura en una mayor longitud. Lo terminé en dos días y estuve bastante conforme, aunque cada vez que lo leo, siento que se abre un mundo de posibles cambios que hacer.


El guardián y la locura

Leve brillo nocturno que se incrusta en mis pupilas. Suelto mis dedos hacia el picaporte, intento romper ese estado de aislamiento. Una respiración protege mis sueños o al menos eso quiero escuchar, tendría que conocer a quién está del otro lado. Tratar de dormir sin el aislamiento es inútil, me desvelaría y rozaría la locura en una podrida sociedad. La única forma es romper la puerta, pero ni mis dedos responden a la simple orden de abrirla.
Otro de tantos sueños, esas retorcidas visiones oscuras y supuestamente profetizadoras de nosotros mismos. Deseo reprimido, pasado distorsionado o futuro brillante. Bah, la misma mierda de siempre. Aunque la respiración del supuesto guardián ha cambiado todo en mis sueños, nunca antes alguien había velado por mí. ¿Porqué soñar estar la  habitación donde sueño? A que quiere llegar mi mente no puedo saberlo. Tengo que poder salir de esta rutina tortuosa. Sin embargo, les doy ahora una importancia sumamente hipócrita a los sueños, ¿será que me estoy volviendo loco?
Ojos, miles de golpe justo en mí. Me evado en las sombras de mi propia desnudez. Nuevamente la puerta cerrada y la respiración, una chance que toma eternos segundos en ser probada. Una voz escarba mis oídos, una figura que desconoce mi identidad parece haber perdido el control. No consigo retirar mi infame mirada de sus decadentes curvas oscuras, sus brazos se prestan a un juego macabro de desidia y placer. Mis sabanas nos tragan en este ambiente tan hostil a la moral, mis gritos ahogados se ocultan con sus gemidos huecos y casi programados. La respiración del guardián sigue allí, aunque no venga a ayudarme (¿será que él también me abandonó?). Los ojos que me enfrentan sólo me transmiten olvido.
Ésta mañana no tiene sol, no tiene forma, no tiene nada. Parece como si mi vida se hubiera condensado en esta habitación, hace tiempo. Algunos tratan de rescatarme pero ya estoy muy liberado dentro de mí. El día pasa rápido, el sol parece odiarme. Mi cuerpo cansado y dolorido no soporta más. Aún despierto percibo la respiración del guardián, ni siquiera me atrevo a acercarme a la puerta. La luna entra a mi habitación, se refleja en las paredes, en mis pupilas, en el fondo de mi eterna existencia. Me escondo en la soledad de mis sabanas y dejo que el olvido me lleve nuevamente a otro oscuro sueño. Siempre sintiendo que será mi último viaje.
Luces por todos lados, que ciegan, que siguen, me queman. Mi habitación ya no es una habitación (aunque haya una puerta y una respiración). No me siento solo pero no veo a nadie. Un suelo gris me invita a descansar, hundido en un lindo colchón de nada mientras pisadas blandas, duras, cortas, largas, miles de ellas susurran en mis oídos. Una invisible multitud parece conocerme pero me humilla, me insulta, me odia… No hay más lugar para soportar, no hay más esperanza para pudrir. La puerta está ahí nomás, tentándome nuevamente a escapar de mis arcaicos demonios. Las voces se quiebran y los gritos comienzan a corroer mi mente. Mis dedos tocan el picaporte una vez más, demasiado dolor para seguir, demasiada angustia transformada en un falso coraje, un movimiento fuerte me lleva afuera.
Y ahí estoy yo, esos ojos me devuelven mi vieja mirada, ese cuerpo refleja lo que antes fui, esa voz expresa la dulzura que alguna vez tuve. Deje de ser hace tanto tiempo y sólo mi recuerdo me protegía de mi locura. Olvidándome, avanzo por el pasillo de un lugar muy familiar, me interno en una oscuridad tan cálida, tan embriagadora, tan perfecta.
Dejo caer al suelo un último pensamiento antes de perderme para siempre: “Ya no habrá mañanas horribles”.

Nicolino
08/02/10

viernes, 25 de junio de 2010

X

Luego de almorzar y merendar con Luccia, ver videos de Silent Hill y hacer copias de un dvd, yo regresaba a mi querida casita cuando me quedé unos segundos viendo la lluvia caer. Una luz de fondo hacía que las gotas se vieran diferentes, en un microsegundo (si si, medido con precisión) se me viene a la mente una frase. Minutos después, frente a mi ordenador comencé a vomitar estos versos que tomaron la forma de una curiosa historia. La frase final la "tome prestada" de una serie animada (no recuerdo su nombre).


La lluvia y el escritor

Trayectos no realizados
Preguntas sueltas sin contestar
Escritos no legibles
Ideas plagadas de incoherencias

Su vida dependía de las gotas
De que sigan cayendo sin cesar
Cada golpeteo era un segundo más
Para poder terminar esa (nuestra) historia

Ajeno a su humanidad
Contemplaba las fallas de la civilización
¿Cómo plasmar tanta sangre en tan poco tiempo?
Su mente perdida en recuerdos que no eran suyos

Recorre la habitación, recorre la nada
Busca ideas en una artificial oscuridad
Lo interesante en una penumbra
Que por algo se esconde

Quema los fallos, inhala los errores
Se ahoga en marcas macabras
Su sendero llega al final
Sin cumplir su cometido ha de morir

Tanto tiempo de requisas y desvelos
Tantas horas malgastadas
Tanta preocupación mal dirigida
Tanta moral desgastada

La lluvia termina
El escritor muere
Sólo pudo escribir:
“No hay otra opción que vivir el presente”
Nicolino
03/02/10

martes, 22 de junio de 2010

IX

Uno de los primeros textos basados en algunas frases que tomé de diferentes conversaciones con los gemelos oscuros en un día de verano.

Palabras, lazos y un gesto

Todo empieza desde la lejanía 

Canal de miradas y sonrisas
Camino eterno de posibilidades

Un futuro tan grato y brillante


Pero luego aparecen las palabras

Cargadas de ideas y mentiras

Evito caer en mi naturaleza

Pero te enredas tan fácil en mí


Creo lazos sin saberlo

Se mueven, te atrapan, me atrapan

Es una danza lenta y constante

Llena de agrado y confusión


Y somos culpables de esas palabras

Construyen cárceles entre nuestra existencia

Concentración y ambigüedad…

Hacen una hermosa combinación


Complejidad en una dolorosa apertura

Todos esos estúpidos valores

Todos se pierden al entrar

En las entrañas de los sentimientos


Mis lazos tapaban nuestros ojos

Nuestras palabras destilaban olvido

Un gesto escondía una mentira viciada

Acordamos morir en un día de sol

Nicolino
28/01/10