martes, 12 de julio de 2016

LI



Ida y vuelta

         En el gigante bosque de asfalto, la encarnación de un ángel gris intentó que dos entes se aprendan a mirar para decidir entre la ilógica hedonista y el hedonismo lógico. Fue así que colocó en el suelo una balanza fantasmal de platos oscuros y luminosos. Por un lado, sombras inflamables y la sangre de un dios (que simula borrar soledades) y por el otro, escudo blanco y sermón de héroe. Un caos ordenado e inesperado que intentó inyectar una oscuridad filosa y absorbente en el ojo de un huracán triste y luminoso.
         Pero el tratar de salvaguardar ingenuamente el maná de una sola noche terminó costando manchas grises en la mente del ente marmolado; semillas para regresar el tiempo atrás, simulaciones imposibles en la virtualidad nocturna. Aquí los nuevos rostros aliados emergen entretejiendo futuros, expansiones de instalación infinita que sorprenden y desnublan en medio de la peligrosa aventura. Apertura chacrática en caracteres y notas nunca aprendidas surgidas del exilio en palacio de zar revolucionario. Pero pronto ocurre la derrota en gran simulación colorida de canciones de funeral y maldiciones bohemias provocando incontables y horrorosas risas líquidas del ángel gris. Pasarán varios días hasta que los brotes se sequen del todo y las víctimas puedan ser reconocidas, escaneos anímicos diarios y mucha interferencia en las sienes mediante.

26-31/05/15
Nicolino