Ida y
vuelta
En
el gigante bosque de asfalto, la encarnación de un ángel gris intentó que dos
entes se aprendan a mirar para decidir entre la ilógica hedonista y el
hedonismo lógico. Fue así que colocó en el suelo una balanza fantasmal de
platos oscuros y luminosos. Por un lado, sombras inflamables y la sangre de un
dios (que simula borrar soledades) y por el otro, escudo blanco y sermón de
héroe. Un caos ordenado e inesperado que intentó inyectar una oscuridad filosa
y absorbente en el ojo de un huracán triste y luminoso.
Pero
el tratar de salvaguardar ingenuamente el maná de una sola noche terminó
costando manchas grises en la mente del ente marmolado; semillas para regresar
el tiempo atrás, simulaciones imposibles en la virtualidad nocturna. Aquí los nuevos
rostros aliados emergen entretejiendo futuros, expansiones de instalación
infinita que sorprenden y desnublan en medio de la peligrosa aventura. Apertura
chacrática en caracteres y notas nunca aprendidas surgidas del exilio en palacio
de zar revolucionario. Pero pronto ocurre la derrota en gran simulación
colorida de canciones de funeral y maldiciones bohemias provocando incontables
y horrorosas risas líquidas del ángel gris. Pasarán varios días hasta que los
brotes se sequen del todo y las víctimas puedan ser reconocidas, escaneos
anímicos diarios y mucha interferencia en las sienes mediante.
26-31/05/15
Nicolino