domingo, 5 de septiembre de 2010

XVIII

De nuevo la locura y la muerte como temas, con un lenguaje abstracto por momentos (o casi siempre) intento mostrar cómo algunos llegan a algo que para ellos es paz.

Frutilla de olvido

Otro paseo repetido
Otro pedido desoído
Otra tarde simétrica
Otra mirada obviada

Un abrazo frio que me distorsiona
No hay refugio en nuestra devastación
Una caricia olvidada que me susurra
No hay calor en los rayos de nuestro sol

Fui resignando mis besos
Fui resignando mis días
Fui resignando mi tiempo
Fui resignando mi vida

Armamos un collage barato
De besos y caricias
Armamos un escenario oscuro
De sexo y mentiras

No hay forma de borrar las marcas
No hay forma de cambiar la esencia
No hay forma de callar las voces
No hay forma de matar esos ojos

Hay un lienzo en blanco
Que cuido y adoro
Hay un olvido sano
Que busco y añoro

El quiebre de tu (mi) mentira
El ahogo de tus (mis) palabras
La tinta de tu (mi) sangre
El inicio de tu (mi) silencio

En esta fragilidad soy quien quiero ser
En esta locura soy alguien nuevo
En este pastel de olvido
Eso rojo siempre va al final

Nicolino
01/04/10

2 comentarios:

  1. La estructura de los versos es hipnótica y pareciera representar cierta naturalización o acostumbramiento a una sociedad repetitiva. Me gustó sentir a la esperanza (o "paz") germinando despacito en tu poema, con timidez o quizás con la cruda conciencia de que no es nada fácil encontrar(se) cada día.
    Te felicito por el espacio. Seguí escribiendo, porque es una hermosa manera de interpretar el mundo (el de afuera y el de adentro tuyo).

    Pablo ("el novio de Malén")

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  2. Te agradezco por el comentario. Hay una mezcla sin procesar de repetición, locura, muerte y paz en el texto. Me sigue sorprendiendo la heterogeneidad de interpretaciones, la infinidad mejor dicho. Un abrazo desde este valle de lunas.

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