Frutilla de olvido
Otro paseo repetido
Otro pedido desoído
Otra tarde simétrica
Otra mirada obviada
Un abrazo frio que me distorsiona
No hay refugio en nuestra devastación
Una caricia olvidada que me susurra
No hay calor en los rayos de nuestro sol
Fui resignando mis besos
Fui resignando mis días
Fui resignando mi tiempo
Fui resignando mi vida
Armamos un collage barato
De besos y caricias
Armamos un escenario oscuro
De sexo y mentiras
No hay forma de borrar las marcas
No hay forma de cambiar la esencia
No hay forma de callar las voces
No hay forma de matar esos ojos
Hay un lienzo en blanco
Que cuido y adoro
Hay un olvido sano
Que busco y añoro
El quiebre de tu (mi) mentira
El ahogo de tus (mis) palabras
La tinta de tu (mi) sangre
El inicio de tu (mi) silencio
En esta fragilidad soy quien quiero ser
En esta locura soy alguien nuevo
En este pastel de olvido
Eso rojo siempre va al final
Nicolino
01/04/10
01/04/10
La estructura de los versos es hipnótica y pareciera representar cierta naturalización o acostumbramiento a una sociedad repetitiva. Me gustó sentir a la esperanza (o "paz") germinando despacito en tu poema, con timidez o quizás con la cruda conciencia de que no es nada fácil encontrar(se) cada día.
ResponderEliminarTe felicito por el espacio. Seguí escribiendo, porque es una hermosa manera de interpretar el mundo (el de afuera y el de adentro tuyo).
Pablo ("el novio de Malén")
Te agradezco por el comentario. Hay una mezcla sin procesar de repetición, locura, muerte y paz en el texto. Me sigue sorprendiendo la heterogeneidad de interpretaciones, la infinidad mejor dicho. Un abrazo desde este valle de lunas.
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