miércoles, 7 de abril de 2010

II

A mediados de diciembre del año pasado, tuve ganas de escribir algo, una sensación que fue repentina, impensada y hasta traté de ignorar. Por suerte no la ignoré y en unos minutos escribí estos versos. Nunca voy a entender porqué elegí esta forma de escritura, lo que si entiendo es que pude encontrar aquello que tanto necesitaba: una forma de expresión. Este escrito inaugura un hábito y expresa esa oscuridad que tanto deseaba exteriorizar.


Pequeños cristales


Unos versos que me acosan
Una mirada que me persigue
Yo mismo me reflejo viéndome
¿Quién sabe dónde estoy?

Busco desesperadamente algo desconocido
Encerrado en un pasado que se repite
O en un presente cuadrado, tal vez
Vos no sos vos, o yo quiero que lo seas

Las noches me encuentran transformado
Potencia de mi soledad, desesperación muda
Busco un abrazo partido en medio del aire espeso
Y yo en ese lugar que no tiene salida

Yo puedo cambiar (¿puedo?)
Debería aunque me esfuerce para nada
Mi existencia en repetición, miro desde afuera
Me critico algo que no cambia

Ladrillos de mis errores golpeándome
Arrepentido de una decisión que no tome
Si vos estabas ahí, ¿porque no hiciste nada?
Yo estaba… amañatado en la estupidez

Meses que parecen siglos
Sucios y oscuros diamantes de tiempo
En las noches me desvanezco
Oscuras sabanas me envuelven…

Amistades que enseñan
Rostros de mi persona
Conozco eso tan desconocido
Mi esencia está siempre

¿Hasta dónde suelto mis personajes?
Podrían matarme o yo a ellos
Todos son parte de mí
Todos esos pequeños cristales…


Nicolino
14/12/09

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